Lucha ideológica y la economía socialista de mercado

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1-17-08, 11:30 am



En un artículo publicado en edición de Julio 2007 de Political Affairs, “Class Struggle in a Socialist Market Economy,” [Lucha de clases en una economía socialista de Mercado] intenté ilustrar las distintas formasde lucha de clase que ocurren en una economía mixta orientada hacia el socialismo con fuerte componente capitalista. Lo escribí porque el Partido Comunista de China (PCC) dirigido por Hu Jintao, propone que las relaciones sociales harmoniosas pueden ser mantenidas mientras China procede con su etapa actual de desarrollo económico. La teoría marxista, en contraste, siempre ha subrayado que el conflicto de intereses entre trabajadores y capital puede ser eliminado únicamente con la abolición de las relaciones capitalistas de producción.

En mi artículo traté de reconciliar esta aparente contradicción. Argumenté que si los intereses de clase que dominan al estado son los de la clase trabajadora, entonces el movimiento sindicalista puede utilizar el estado como palanca para obligar al sector capitalista a aceptar niveles de salario y condiciones de trabajo apropiados al nivel de desarrollo económico existente. En esta situación, la meta de Hu Jintao, la del desarrollo harmonioso, es decir, desarrollo sin confrontación entre capital y trabajadores, sería posible.

Sin embargo, esta meta no puede identificarse con la realidad actual de las relaciones de clase en China. La verdad es que la realidad actual resulta mucho más compleja.


El desarrollo de China es presipitoso. El estándar promedio de la vida, se está duplicando cada diez años aunque sea de manera desigual entre los distintos segmentos de la población. Aunque no sin algunos problemas, la escolaridad primaria universal ya es esencialmente una realidad, y las familias más pobres quedan exentas del pago de colegiaturas. La meta inmediata ya es la de escolaridad secundaria universal, y sigue creciendo el número de estudiantes universitarios. Ya para el año 2010 la población entera tendría cobertura de seguro médico, asegurándoles un cuidado médico verdadero ofrecido por médicos titulados, en contraste al cuidado de bajo nivel ofrecido en el pasado. La construcción de vivienda avanza a un paso sin precedente. En 2007 los ingresos de los campesinos, que habían sido muy inferiores a los ingresos de los residentes urbanos, han subido a un ritmo mucho más rápido que los ingresos urbanos. Durante un viaje de dos semanas a China este junio pasado, que incluyó las áreas minoritarias en la Provincia de Yunnan (en la frontera con Tíbet), me quedé impresionado por la ausencia de los destechados y de la miseria absoluta que yo había encontrado durante un viaje reciente a la India.

A pesar de semejantes logros y loables metas, la extensa privatización de la industria y el énfasis en actividades empresariales acompañan al cambio hacia una economía de mercado y han engendrado desigualdades sociales dramáticas e inesperadas. Casi a diario el New York Times reporta casos de maltrato de trabajadores, accidentes industriales, contaminación del aire, de la tierra y del agua, y otras calamidades. Estos acontecimientos tienen que ver, en muchos casos, con violaciones a las leyes nacionales de derechos laborales, salubridad y seguridad ocupacional, y de protección ambiental.

¿Cómo pueden existir tales condiciones en un estado dirigido por un Partido Comunista? ¿Cómo es esto posible si la constitución de China declara que China es “un estado socialista bajo la dictadura democrática del pueblo, dirigido por la clase trabajadora y basado sobre la alianza de obreros y campesinos”?

Primeramente, tenemos que recordar que China todavía se encuentra en una situación de subdesarrollo relativo, bajo la cual los organismos locales y regionales deben contar con lautonomía considerable para proveer la infraestructura necesaria para mantener su ritmo acelerado de desarrollo económico. Dada la inmensa extensión territorial de China, gran parte de la cual carece de infraestructura adecuada para una acumulación y procesamiento de datos, el gobierno nacional no puede dedicar los recursos necesarios al monitoreo y control adecuado de la implementación de las leyes nacionales. Depende del nivel a veces poco confiable de desarrollo político de las autoridades locales que se preocupan por mostrar un rendimiento económico impresionante. Otro factor agravante es la corrupción que siempre se encuentra asociado con el subdesarrollo.

Como se hizo evidente en octubre en su XVII Congreso del Partido, el PCC semantiene comprometido, bajo su dirigencia actual, a la meta del desarrollo socialista a largo plazo, manteniendo dentro del sector estatal elementos claves de su economía para así poder controlar a la dirección general de su desarrollo. La realidad es que, a pesar de objeciones norteamericanas y las de la Organización Mundial de Comercio, quedan prohibidas las inversiones del capital extranjero y doméstico en un amplio rango de ramos de la economía.

A pesar de estas prohibiciones, son responsables las inversiones capitalistas extranjeras y domésticas del 70 al 80 por ciento de la producción industrial china, situación que ha hecho posible el ritmo acelerado del desarrollo de ese país.

La dirigencia política china considera como necesario mantener sus altas tazas actuales de desarrollo. El crecimiento de su capacidad productiva sirve como base para mejor satisfacer las necesidades de su pueblo. El ritmo rápido de desarrollo lleva consigo una expansión comparable de su mercado doméstico, que, en su turno, sigue atrayendo a las inversiones domésticas y extranjeras con las tecnologías más avanzadas en lasempresas conjuntas en sectores estatales y capitalistas. Es necesario el aumento a la productividad de la fuerza laboral china como resultado de la introducción de tecnologías modernas para seguir atrayendo a la inversión de capitales en China a pesar de los aumentos salariales. Esta situación les obliga al Partido y al estado buscar compromiso entre los costos ambientales y sociales de mantener un ritmo rápido de crecimiento y la necesidad del desarrollo económico.

Por estas razones considera el Partido que es necesario mantener un balance delicado entre defender a los intereses de la clase trabajadora y permitir a los sectores capitalistas domésticos y extranjeros funcionar en medio de una economía mundial globalizada. Por eso, la meta de la harmonía nacional ocupa un lugar importante en la agenda nacional.

Han de cumplirse estas tareas bajo condiciones difíciles. Con pocas excepciones, los trabajadores sindicalizados chinos no trabajan bajo acuerdos colectivos negociados como es de esperarse en las empresas sindicalizadas de los países capitalistas. Empieza cambiarse esta situación, pero los sindicatos laborales actuales, si es que tienen estructuras organizacionales dentro de las empresas, funcionan más que nada como organizaciones de servicio social en los lugares de trabajo.

Lenin caracterizaba a los sindicatos como la escuela del comunismo. Faltando un movimiento sindical bien desarrollado resulta difícil imaginar que los integrantes de clase trabajadora del Partido Comunista puedan contribuir de manera significante a la estabilidad de la orientación de clase de la dirigencia del Partido.

La presencia de un gran sector capitalista en la economía ha de reflejarse ideológicamente entre los intelectuales del país tanto en el Partido que en el estado. Siempre está presente la presión de la burguesía por concesiones a sus intereses materiales e ideológicos, al igual que su hambre insaciable por las ganancias capitalistas.

Del 5 al 6 de noviembre yo asistía a una conferencia económica, “El Capital de Carlos Marx y su valor contemporáneo,” en el Instituto del Partido de Shangai del PCC. Aparte de una docena, más o menos, de académicos extranjeros, la conferencia fue celebrada por profesores e investigadores del Instituto del Partido, de la Academia del Marxismo de la Academia China de Ciencias Sociales, por la Universidad de Finanzas y Economía de Shangai, y otras instituciones académicas chinas. El enfoque global de gran parte de los reportes chinos fue una defensa vigorosa a la teoría de valores de Marx, una teoría que hasta algunos marxistas argumentan, ya no se puede aplicar en vista del declive del papel de las industrias de fabricación en las economías de mercado. Aunque mostraron la mayor parte de los reportes un nivel muy alto de análisis académica marxista, me quedé sorprendido por algunos de los puntos de vista expresados, entre ellos la contención de que los capitalistas también crean valores, o que el capital, bajo el “socialismo con características chinas,” ya no explota a los trabajadores. Lo más sorprendente para mí fue una plática durante la cual un profesor de económica declaró que en los departamentos de economía de las universidades chinas predominan economistas neoliberales de orientación occidental. Dijo él que para fortalecer su record de publicaciones por llegar a ser catedrático, tuvo que esconder sus opiniones marxistas en sus reportes e incorporar los métodos matemáticos utilizados de costumbre por los economistas occidentales aunque aborrecía a estos mismos métodos.

Pero, ¿por qué tanto interés en métodos matemáticos occidentales de la economía?

Incluyen las economías occidentales de mercado a una gran variedad de operaciones financieras complejas. Han sido desarrollados métodos matemáticos para determinar en dónde y para cuando estarán disponibles las inversiones que más ganancias rinden. Los métodos matemáticos también se utilizan para tomar muchas decisiones de producción y marketing. Los economistas de los países capitalistas han desarrollado estos métodos matemáticos precisamente para analizar a estas operaciones. En la economía de mercado de China, orientada hacia el socialismo, tanto las empresas industriales, comerciales y financieras del sector privado que las del sector estatal tienen que utilizar a estos métodos matemáticos occidentales (o bien, desarrollarlos independientemente) para competir en la economía mundial de mercado. Es por eso que no resulta sorprendente que los economistas chinos, si no tienen fuerte compromiso ideológico al socialismo, aceptan más probablemente a la ideología burguesa que resulta integral a los métodos económicos occidentales que han sacado emprestados. La acumulación de ganancias llega a ser en si mismo un enfoque de la vida, absorbiendo muchas veces tanto al cuerpo que al espíritu.

Durante esta visita y una rueda de estudio anterior en China el junio pasado, asistí a tres conferencias con académicos marxistas. Aunque entre estos académicos chinos la base teorética sobre lo más básico de la teoría marxista fue de alto nivel, a un número preocupante de ellos les faltaba una comprensión de la dinámica social de la formación de una conciencia socialista en el seno de la clase trabajadora.

Es necesaria esta conciencia en cualquier país que emprenda el sendero hacia el socialismo. Pero brilla esta conciencia por su ausencia. Comentó un dirigente diputado de una unidad académica del Comité Central del PCC, “¿Por qué necesitan sindicatos los trabajadores de las empresas extranjeras? Sus salarios son más altos”.

El PCC sufre las consecuencias de haber ignorado durante 35 años a la lucha ideológica por sostener una conciencia socialista entre la población, en especial entre los intelectuales. Aunque se haya mantenido la educación marxista en el curriculum de las escuelas, incluso a nivel universitario, los estudiantes me han dicho que se limita la educación marxista generalmente a clases sobre el marxismo, y es más bien ignorada en los demás cursos.

La nueva dirigencia del PCC, bajo Hu Jintao, está tratando de instalar un nuevo espíritu socialista en el país. Esto queda muy claro si se compara el contenido ideológico de su discurso reciente al XVII Congreso del Partido con el discurso de su antecesor, Jiang Zemin, al XVI Congreso del Partido, que consideraba que su contribución teorética principal al desarrollo del pensamiento marxista en China fue el principio de los “Tres representas,” que son, “mantenerse al tanto con los tiempos, mantener el espíritu progresista del Partido y ejercer el poder estatal a los intereses del pueblo”.

Para prestar nueva fuerza a la diseminación del pensamiento marxista en China, la Academia del Marxismo fue creada en la Academia China de Ciencias Sociales en 2006. Bajo la iniciativa de economistas marxistas en China también fue establecida la Asociación Mundial de Economistas Políticos, sirviendo esta para levantar los niveles de estudios académicos en el ramo de la economía con la participación de académicos chinos en conferencias internacionales de economistas marxistas. Su Primer Foro, celebrado en Shangai en abril de 2006, emitió un manifiesto terminando con las palabras, “¡Economistas políticas marxistas del mundo, uníos!” Su Segundo Foro, llevado acabo en octubre de 2007 en la Universidad Shimane en Japón, incluyó a unos 30 académicos chinos, más o menos la mitad de los participantes. El Tercer Foro, “Marxismo y el desarrollo científico,” se llevará acabo del 24 al 25 de mayo de 2008 en Beijing, y el cuarto estará más probablemente en Paris en 2009. La Academia del Marxismo ha emitido una llamada a los Marxistas de todo el mundo a sugerir obras marxistas a ser traducidas al idioma chino.

Por primera vez desde que fueron iniciadas en los 1990 reuniones anuales internacionales de Partidos Comunistas y de los trabajadores, envió China una delegación a la reunión que acaba de celebrarse en Minsk en noviembre de 2007. La delegación participó activamente en la reunión.

El día después de asistir a la conferencia en el Instituto de Shangai del PCC, yo estaba platicando con cuatro alumnos inscritos en los programas universitarios del instituto, dos de ellos miembros del Partido. Opinaban todos los cuatro que iba mantener China un curso socialista. Pensaban muy bien del liderazgo de Hu Jintao. Cuando yo les pregunté sobre qué pensaban de su antecesor, Jiang Zemin, me expresaron su opinión de que él no compartía el compromiso que tiene Hu Jintao hacia al socialismo. Y luego, ¡ellos me pidieron a mí una explicación de las “Tres Representas”!

Aunque Hu Jintao haya establecido la meta de una sociedad de harmonía como característica clave del desarrollo del socialismo con características chinas, queda claro que habrá de librarse una lucha ideológica vigorosa en el seno del partido y los órganos del estado por crear las condiciones de esta harmonía. Solo podemos esperar que el resultado de esta lucha sea el éxito por un futuro socialista.